domingo, octubre 29, 2006

Destino...

Una tarde de sábado, una tarde de tristeza y a la vez, de liberación.

Apareciste sin pronunciar tu nombre, sin siquiera pensar de tu existencia, apareciste, entregando sinceridad, apareciste!!

El destino se encargó de mi, tal vez conmovido por mi tristeza, o tal vez porque el tiempo llegó para ello. Te colocó justo donde debías estar. Te guardó con recelo, te escondió de mi, no se si para sorprenderme, o para apreciar aun más tan hermoso regalo.

Y como lector de un libro, o espectador de una obra, el destino se ha encargado de mirar, de reír, de disfrutar esa acción que propició.

Palabras, solo eso, palabras. Se han ido intercambiando en esta historia, una historia entre ese obsequio del destino y mi persona. Almas desplegadas, corazones sinceros, en un embelesante manto de sinceridad, entrega y confianza.

Y estoy volviendo a creer, volviendo a ver el mundo con colores vividos, volviendo a escuchar la música que trae el viento y se posa sobre mi rostro, jugueteando con mi cabello, haciendo de mi girar y girar en un imaginado campo de flores, nubes y montañas.

Y eres un regalo, aunque no lo sepas, eres un regalo del destino. Agradecido estoy, y estaré porque, aunque no lo sabías, mas ayuda me has dado a mi de lo que yo risas te he robado.

Desconozco si el destino sigue mirando, creo que no. Posiblemente nos entregó, ahora, el albedrío para seguir esta historia, una historia que él prefiere dejarnos para hacer, en vez de el seguirla escribiéndola para nosotros. Somos ahora, los autores del futuro, un futuro donde podemos construir la vida que siempre hemos deseado para el otro, y para nosotros mismos.

Gracias por un presente lleno de sorpresas y esperanzas, y gracias eternas durante años por venir, años por vivir.